viernes, 10 de julio de 2015

PEDRO ANTONIO MUNAR FERNÁNDEZ




Pedro A. Munar Fernández: nació en Torre Pacheco (Murcia) en 1948, se licenció como Capitán de la Marina Mercante en la Escuela de Náutica de Cadiz y, durante los años sesenta y ochenta, viajó para distintas compañías navieras por todo el mundo.
Ha sido director del Centro de formación en el Colegio de Oficiales de la Marina Mercante.
En 1994 estuvo como inspector de Pesca del Gobierno español.
Pedro A. Munar Fernández colaboró regularmente en publicaciones especializadas como Mar, Europa Azul e Industrias Pesqueras, entre otras.    Así mismo, cursó estudios de violín en el Conservatorio de Música de Cartagena y realizó exposiciones fotográficas en el Museo de Bellas Artes de Murcia y otras instituciones.
Presidió desde el 2005 de la Asociación Malagueña de Escritores de Libros de viaje.
Falleció en Málaga el pasado día 20 de enero de 2011, a los 62 años de edad.
  -D.E.P.-

LAS HORAS MAGBETÚ




Con 23 años y recién salido de la escuela náutica, Pedro A. Munar se embarcó, a principios de 1973, en un carguero que partía de Montreal y recorría toda la costa occidental africana.
Ésa habría de ser su primera travesía a las órdenes del capitán Tobías, un marino bregado y lunático, que, como descubriría enseguida, parecía traer mal fario y suscitar toda clase de contratiempos: desde épicos altercados con descarnadores y agentes de aduanas, hasta maniobras que a punto estaban de llevar a pique el barco.
Su capacidad para envenenar los incidentes entre la tripulación, durante las largas semanas de navegación por el Atlántico, era también notable.
Y una vez en tierra, irse con él de picos pardos podría acabar costando muy caro. Junto a ese personaje inolvidable, Munar conocería el "mayor lupanar de África", tropezaría con mercenarios congoleños, soportaría tremendo temporales, pasaría cuatro días en un campo de concentración de Sudán y se vería envuelto en las aventuras más dispares (2000).




1 comentario:

  1. En una casa de libros de segunda mano, ojeando aquí y allá me encontré con esta obra cuya portada se ve más arriba. No soy hombre de mar (aunque he nacido en La Coruña, ciudad marinera donde las haya) pero me fascinaron todas esas historias tan amenamente relatadas. Y el recuerdo de Tobías, que Buda confunda por lo gafe que era.
    Mi agradecimiento a su autor aunque ya no esté entre nosotros.

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