sábado, 14 de julio de 2018

ISABEL MARÍA ABELLÁN




Isabel María Abellán, Catedrática de Geografía e Historia. Actualmente imparte clases en el IES Alfonso X El Sabio de Murcia. Ha publicado una novela histórica, La línea del Horizonte, inspirada en las duras condiciones de vida en el campo de concentración de Albatera, Alicante, durante el año 1939. También dos libros de relatos: El último invierno y otros relatos y El silencio perturbado. Con esta última obra quedó ganadora de la Tercera Edición del “Premio Internacional Vivendia de Relato”, así como finalista al Mejor Libro Murciano del Año, 2008.


ISIDRO. Relato del campo de concentración de Albatera.




Esta es una historia real. Isidro es un miliciano anarquista en la Barcelona de los primeros momentos de la Guerra Civil. A esta ciudad, llegan brigadistas procedentes de todos los lugares del mundo; entre ellos Käthe, una joven que huye de la Alemania nazi. Así empieza una historia que se desarrolla entre el frente de Aragón, la Barcelona convulsa de 1937 y un campo de concentración, el de Albatera, al que son trasladados, desde el puerto de Alicante, todas las personas que no consiguen partir hacia el exilio al término de la contienda.
Durante los años de la Guerra y los que, tras la derrota, vinieron después, se van sucediendo momentos de solidaridad y amistad, de amor y, también, de sufrimiento. Pero este relato es sobre todo una historia de continua superación entre personas condenadas a vivir con la proximidad de la muerte. Fue la convicción de que iban a sobrevivir la que los animó a ayudarse a lo largo de cada día interminable, consiguiendo así que la brutal represión no los derrotara.


En el lugar donde estuvo en el año 39 esta campo de concentración, donde más de 20.000 personas sufrierón, padecierón y murierón, hoy en día tan solo lo identifica un simple y solitario monumento, rodeado de vegetación, alguna casa derruída y el total olvido.









Casas abandonadas y derruídas junto al monumento que recuerda este campo de concentración de Albatera (Alicante)


Donde estuvo parte del campo de Albatera, ahora tenemos un huerto de frutales, esas frutas que tanto desearón y que nunca tuvierón.

Una acequía y una verja metálica, son sus únicos compañeros de soledad.