miércoles, 22 de mayo de 2019

PATRICIA MARTÍNEZ DE VICENTE







Nació en Londres en 1946. Es licenciada en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Portsmouh (Reino Unido), especializada en Antropología Social hispana. Durante años ha alternado su vida universitaria y laboral entre España, Reino Unido y México. Investigadora del Colegio de México entre 1997 y 2000, durante quince años fue ayudante de investigación en fiestas populares y tauromaquia del antropólogo e hispanista británico Julian Pitt-Rivers.

Ha escrito varios artículos, impartido conferencias en varios países y publicado el libro Embassy y la Inteligencia de Mambrú.

En la actualidad reside entre Madrid y Barcelona.

EMBASSY Y LA INTELIGENCIA DE MAMBRÚ







Este libro narra la historia de un hecho real acaecido en la España de la posguerra, durante la II Guerra Mundial.

Todo comienza cuando Patricia Martínez de Vicente se encontraba de mudanza deshaciendo el piso familiar en el barrio madrileño de Chamberí, y mientras elegía de entre los enseres y papeles que había en la vivienda lo que debía tirar y lo que no, se encontró con un diario en cuya portada figuraba el año “1942”.

Este libro se basa en la historia veridica de los rescates humanitarios llevados a cabo por los intrépidos resistentes británicos y españoles que estaban repartidos por toda España y que lograron salvar a más de treinta mil judíos, polacos, etc., refugiados e indocumentados, perseguidos por el régimen nacionalsocialista del III Reich. En dichas “aventuras” tuvieron un papel trascendental el salón de té Embassy, en Madrid, y su propietaria irlandesa, Margarita Taylor.

Aprovechando la confusión franquista de la neutralidad española y, como confirma el entonces embajador británico en Madrid Samuel Hoare, gracias a un puñado de intrépidos resistentes británicos y españoles repartidos por la peninsula ibérica, se lograrón salvar por este sistema a una gran cantidad de refugiados e indocumentados judios.


Eduardo Martínez Alonso
 
Al gobierno franquista nunca le faltarón medios propios para averiguar cualquier sopecha de cualquier español y sabían que aunque, colaborase descaradamente con los británicos, Eduardo Martinez Alonso nunca hizo nada en contra de su país. Ni siquiera contra la dictadura fascista. Entonces, la reacción en Gobernación, con o sin amiguismo, hubiera sido muy difernte. El era un conservador que pertenecía a la clase social adecuada; aunque no fuera a misa.

Lalo era sincillalmente un gallego rmántico, apolítico y anglólilo por sentimentalismo, que intentaba aportar su granito de arena benefactor dentro del caos como mejor sabía, habiendo concluido la contienda civil en el lado correcto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario